viernes, 29 de junio de 2012

CALIDAD Y ACCESO DE LA SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL


CALIDAD Y ACCESO DE LA SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL



Según la propia visión de los adultos mayores, sus principales preocupaciones rondan la economía y la salud, dos aspectos que consumen su presupuesto casi por completo y que generan grandes aflicciones. Esto indica que los programas sociales debieran apuntar hacia estas dos variables, respondiendo así a necesidades sentidas por este grupo etáreo y no a supuestas problemáticas, con ello se entregaría un real rol activo a los adultos mayores que están interesados en mejorar sus condiciones de vida a nivel general.
A pesar de la claridad de los adultos mayores acerca de sus principales necesidades, aún existen deficiencias políticas al respecto, siendo las pensiones considerablemente bajas para satisfacer la multiplicidad de necesidades de un adulto mayor promedio. A esto se suma que los beneficiarios directos del INP, de las diversas AFP, o de la pensión asistencial (PASIS), presentan graves confusiones acerca de sus derechos y red de apoyo, confundiendo instituciones, procedencias de ingresos, y características del beneficio, lo que les impide manejar sus decisiones provisional es con seguridad y eficiencia. En este sentido, la atención del sistema de previsión aún debe mejorar en cuanto a la entrega de información focalizada, implementando programas de seguimiento y atención personalizada y capacitada en el área.
Con respecto a la salud, se observan algunos avances en cuanto al acceso a la salud pública, específicamente en los beneficiarios de FONASA, quienes a los 65 años adquieren gratuidad en la atención. Pero ¿qué sucede con aquellos que no integran este sistema o que se encuentran en el rango de edad entre los 55 y 64 años? (los que según estadísticas representan un alto número en la región).
Si el acceso a la salud presenta reconocidas mejoras, es necesario señalar que la atención oportuna, aún presenta deficiencias, ya que el adulto mayor hoy debe esperar "gratuitamente" por una atención focalizada, como la oftalmológica, otorrina o cardiovascular. En este sentido la escasez de profesionales de la medicina especializados en enfermedades crónicas propias de la vejez, actúa como un factor que dificulta una atención oportuna, es decir en el momento preciso en el que se requiere.

CALIDAD DE VIDA DEL ADULTO MAYOR


CONDICIONES ECONOMICAS Y AMBIENTALES (VIVIENDA) EN QUE VIVEN LOS 
ADULTOS MAYORES

La forma de enfrentar la vejez desde una perspectiva individual varía tanto por factores  biopsicosociales internos como externos, lo que no es una excepción en el caso de necesidades materiales como las económicas o ambientales. En este sentido, las condiciones de ambas variables varían según aspectos geográficos, subetáreos, culturales, sociales, educacionales, entre otros.
Sin embargo, en un contexto local y general, se puede señalar que estadísticamente los adultos mayores en su mayoría son propietarios de su vivienda, producto de esfuerzos de años anteriores o herencias.        Esta vivienda en muchos casos presenta dos características:
Deficitario estado de conservación, debiéndose a la escasez de recursos económicos o materiales para remodelar, terminar o reparar la infraestructura básica, a lo que se suma el factor años de antigüedad, ya que en general la vivienda se adquiere durante los inicios de la etapa laboral.
Falta de implementación adecuada para los cambios físicos y psicológicos de la vejez, tanto a 
nivel de vivienda como de contexto vecinal. Es decir, los baños, escalas, caminos, iluminación, 
y otros espacios, no cuentan con mecanismos de prevención de riesgos que eviten caídas o aislamiento. Esto último es de vital importancia, considerando que un adulto mayor que ve dificultado su traslado físico hacia un centro comunitario, por ejemplo, tiende a marginarse de la  participación.
Además de lo anterior, el adulto mayor producto de la jubilación recibe como promedio una pensión que equivale a la mitad de su sueldo en vida laboral activa, lo que le ha obligado a re-ordenar la forma de jerarquizar sus necesidades y forma de satisfacerlas. Esta situación económica no facilita que el adulto mayor participe en organizaciones comunitarias o actividades de orden cultural, educativo o artístico, púes sus ingresos van dirigidos a satisfacer necesidades básicas de alimentación, salud y servicios básicos, marginando variables de tipo educacional, recreativo y social.



EL ADULTO MAYOR Y SU VIDA SOCIAL

Es momento de reflexionar sobre nuestros adultos mayores, buscando siempre que la última etapa de su vida sea digna.


Hablar del adulto mayor en nuestra sociedad es transitar por un camino lleno de prejuicios y malos entendidos. En principio es necesario preguntarnos si el abuelo o abuela que tenemos en nuestras casas recibe la atención suficiente para que pueda vivir de manera digna. Hasta donde sabemos la atención va en el orden de lo económico para efectos de la subsistencia, en segundo lugar los cuidados tiernos y psicológicos que una persona de esa edad requiere y finalmente los aspectos materiales que harán la vida más llevadera. En la mayoría de los hogares el adulto mayor se enfrenta a una serie de desventajas; la primera de ellas es la falta de información, de quienes lo rodean, del estado biológico en que se encuentra, así como del estado emocional y psicológico. De esta manera las personas mayores inician un largo camino lleno de incomprensiones y de exigencias que lo someten a un estado de ansiedad muy fuerte, el camino que les queda es el del aislamiento, el quedarse callado para no despertar el enojo de quienes conviven con él. El hogar, la familia, se puede convertir, en la mayoría de los casos, en el primer gran discriminador de una persona que ha llegado a su etapa final, en condiciones de desventaja.
Las desventajas se amplían al plano social y entre ellas encontramos pensiones absurdas para quienes trabajaron la mayor parte de su vida. Hay otras igual de humillantes como el transporte público que ofrece pocas posibilidad de uso para los adultos mayores que han entrado en franco declive físico, sin contar el trato despótico de los conductores de los camiones que muchas de las veces se pasan de largo cuando ven alguna persona mayor y, cuando se detienen, la exigencia de que suban rápido a su unidad puede provocar accidentes fatales para este tipo de personas.
Los espacios públicos se convierten en verdaderas trampas para el adulto mayor, la falta de señalamientos adecuados, la ausencia de una cultura que promueva el respeto y la solidaridad con los ancianos hacen prácticamente imposible el libre tránsito de muchas personas en edad avanzada, obligándoles a permanecer en su espacio familiar que también en muchas ocasiones los discrimina. Qué hace el adulto mayor?, callar, aceptar el aislamiento, hacerse invisible para no ser un estorbo de aquellos que tienen como obligación cuidarlo.
Las instituciones de gobierno, supermercados, escuelas y universidad poco, o nada, pueden ofrecerle al adulto mayor, transita por nuestras ciudades con ese andar lento, encorvado, con movimientos de cuello que exhiben la poca fuerza física que le queda, con esa mirada temerosa que intenta reconocer lo que tiene enfrente, con ese cuerpo frágil que pone de manifiesto su estado emocional y casi siempre nos transmite soledad, abandono, miedo y también esperanza.
Es momento de reflexionar sobre nuestros adultos mayores, buscando siempre que la última etapa de su vida sea digna, y le haga recuperar la esperanza y la confianza en esta humanidad que, hasta el día de hoy, en mucho los ha abandonado. Hoy debemos de pensar en espacios dignos para su edad, su estado emocional y sus capacidades físicas y psicológicas, no lo debemos de posponer porque hacerlo sería seguir menospreciando a aquellos que tanto nos dieron.


miércoles, 23 de mayo de 2012

ALIMENTACIÓN DEL ADULTO MAYOR

Alimentación del adulto mayor: priorice las fibras de frutas y verduras



Los adultos mayores deben variar su alimentación para que su organismo esté preparado para enfrentar algunas enfermedades propias de ese período de la vida.
“Es importante que el tipo de alimentos de las personas de la tercera edad sea variado y se oriente a preservar la salud. Se sabe que los seres humanos experimentamos ciertas enfermedades que tienen un riesgo mayor, dependiendo de la edad. Algunos de estos males más frecuentes en la tercera edad pueden ser cáncer, hipertensión arterial, sobrepeso, osteoporosis,enfermedades cardiovasculares los cuales obligan a las personas mayores a optar por cierto tipo de alimentos”, refiere el nutricionista Arnaldo Hurtado.
Pero, ¿cuáles son los alimentos más adecuados en esta etapa? El adulto mayor –agrega Hurtado– debe comer balanceado en cuanto a calidad y cantidad; sus comidas deben ser ricas en antioxidantes y a la vez incluir diferentes tipos de alimentos, como clorhidratos, pero con fibra, proteínas y en menor cantidad las grasas.
“Los alimentos que aportan fibra para mejorar la salud del intestino son los productos integrales, verduras y frutas también cierto tipo de lácteos. Asimismo, el adulto mayor debe consumir más pescados y grasas omega [buenas para la salud cardiovascular] en su forma natural, como el sacha inchi, linaza, aceite de oliva, entre otros”, señala Hurtado.
Según el especialista, entre las comidas que se deben reducir están las carnes rojas y alimentos que contengan grasas saturadas (frituras, comida chatarra, etc). Además, debe evitar las gaseosas, dulces y platos muy condimentados, todo esto teniendo en cuenta el estado de salud del adulto mayor.
FACILITE LA DEGLUCIÓN Y DIGESTIÓN
Juana Flores, nutricionista de la Universidad Científica del Sur, asegura que el adulto mayor puede presentar algunas alteraciones en el funcionamiento de sus órganos y sistema; las secreciones, digestión, absorción, apetito y sed disminuyen.

Asimismo, pueden faltar piezas dentales, por lo que es necesario tener en cuenta algunas modificaciones en su alimentación. Las comidas deben ser de textura blanda para facilitar la deglución y la digestión. Deben incluir lácteos,cereales, menestras, tubérculos, frutas, verduras y carnes (en cantidades moderadas); además, debe reducir el consumo de sal y azúcar.
El consumo de frutas, verduras, líquidos y la práctica de ejercicios (caminatas de media hora diaria) evitan el estreñimiento.
PARA TENER EN CUENTA
Las verduras y frutas poseen antioxidantes. Estas sustancias son importantes, puesto que bloquean la formación de radicales libres, los cuales producen envejecimiento prematuro celular y la aparición de enfermedades crónicas, incluso el cáncer.

Los alimentos que poseen una mayor cantidad de antioxidantes son las verduras de color oscuro (moradas y rojas).
El nutricionista Arnaldo Hurtado recomienda que el adulto mayor se realice constantemente chequeos médicos, pues su alimentación estará muy relacionada con su estado de salud y con el tipo de medicinas que tenga prescritas, ya que estas pueden limitar la ingesta de algunas comidas.

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lunes, 7 de mayo de 2012

EJERCICIOS Y EL ADULTO MAYOR

EJERCICIOS Y EL ADULTO MAYOR

A medida que las personas envejecen se producen evidencias de modificaciones y alteraciones en su estado de salud física y sicológica. Estos cambios son progresivos e inevitables pero se ha demostrado en varias investigaciones, que el ritmo de degeneración se puede modificar con la actividad física. En efecto, el ejercicio puede ayudar a mantener o mejorar la condición física, el estado mental y los niveles de presión arterial de los ancianos.

LOS CAMBIOS FISIOLÓGICOS AL ENVEJECER

A medida que las personas envejecen, se producen modificaciones en su estado de salud: se alteran las estructuras y se reducen las funciones de las células y los tejidos de todos los sistemas del organismo. Aparecen cambios que afectan:

La masa metabólica activa
El tamaño y función de los músculos
El VO2 máximo
El sistema esquelético
La respiración
El aparato cardiovascular
Los riñones
Las glándulas sexuales
Los receptores sensoriales
La médula ósea y los glóbulos rojos.


LOS BENEFICIOS DEL EJERCICIO PARA LA PERSONA MAYOR
LAS ENFERMEDADES

Con ejercicios aeróbicos adecuados, aunque estos se empiezan a la edad de 60 años, se puede incrementar de uno a dos años la esperanza de vida, la independencia funcional, y ayudar a prevenir enfermedades. Se ha encontrado que las dos tercera parte de las personas con más de 60 años practican de manera irregular alguna actividad física o son totalmente sedentarios. Por causa de la inactividad aparecen los riesgos de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes, la osteoporosis y la depresión.
Muchas investigaciones han demostrado que la práctica física regular incrementa la habilidad de un adulto mayor en sus quehaceres diarios, reduce los riesgos de enfermedades crónicas específicas, incluyendo las enfermedades coronarias y baja la tasa de mortalidad. Los sistemas más susceptibles al cambio con el ejercicio son:

El cardiovascular (modulador de la variabilidad de la frecuencia cardiaca con ejercicio aeróbico)
El respiratorio
El inmunológico;
Además se ven beneficiados:
La masa metabólica activa
Los huesos
Llos músculo
Los riñones y los receptores sensoriales.
El ejercicio logra ayudar en el tratamiento y la prevención de la osteoporosis.
Se puede mejorar significativamente la calidad de vida de una persona de la tercera edad dándole mayor flexibilidad, fuerza y volumen muscular, movilidad y mayor capacidad funcional aeróbica.

EL ESTADO MENTAL

También se ha encontrado que el ejercicio es benéfico para la salud mental en la tercera edad. Dawe y Curran-Smith (1994), Blair y otros encontraron que el ejercicio mejora la auto-estima, el autocontrol, el funcionamiento autónomo, los hábitos de sueño, las funciones intelectuales y las relaciones sociales. 

Cuando se investigaron los estados de ánimos positivos y negativos y la fatiga de mujeres después de una clase de aeróbicos, se encontró una diferencia significativa entre los estados de ánimos antes y después de la clase: el efecto positivo se incrementó y la fatiga se redujo.
En una revisión de proyectos realizada por el Departamento de sicología de la Universidad Nacional de Australia, se demostró que el ejercicio es un antidepresivo, un antiestrés y mejora los estados de ánimos de las personas que participan en un programa de entrenamiento.

LA HIPERTENSIÓN

Los adultos mayores hipertensos que participaron en un programa de ejercicio físico pudieron demostrar que su nivel de presión arterial logró controlarse y hasta se mejoró. En una investigación sobre la presión arterial en reposo de personas mayores con presión arterial normal, los resultados mostraron que los dos grupos de ejercicios, uno de intensidad moderada (70%)/45minutos/3 veces por semana y el otro de alta intensidad (85%)/35 minutos/3 veces por semana aumentaron su consumo máximo de oxígeno trabajando en los tres primeros meses del programa y bajaron su presión arterial sistólica a los seis meses.

RECOMENDACIONES PARA EMPEZAR UNA ACTIVIDAD FÍSICA

En programas de ejercicios supervisados para la tercera edad, los factores de riesgos de lesiones, dolores, accidentes y hasta muerte se encontraron a una intensidad más alta de 85% de la frecuencia cardiaca máxima; de hecho, el ejercicio excesivamente intenso o prolongado puede conducir a una fatiga extrema, un cansancio y una convalecencia que retarda los beneficios del ejercicio. 

Se recomienda una actividad física regular (de 3 hasta 4 veces por semana) de duración moderada (de 20 hasta 30 minutos) y de una intensidad suficiente (de 70% hasta 85%) para obtener efectos de acondicionamiento, minimizando los riesgos de la actividad física (Larson & Bruce, 1987). Esta tesis es respaldada por Brown & Holloszy (1994), los cuales investigaron los efectos de la caminata, el trote y la bicicleta sobre la fuerza, la velocidad, la flexibilidad y el equilibrio de personas de 60 hasta 72 años. Recalcaron que basta un programa de entrenamiento de moderada intensidad para que estos factores se incrementarán produciendo una alza del Vo2máx. de un 24% para los hombres y de un 21% para las mujeres.

Tomando en cuenta las diferencias de la población de la tercera edad, el Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda un programa de entrenamiento que sigua los lineamientos básicos de prescripción de la frecuencia, intensidad, duración y tipo de actividad para un adulto sano, siendo diferente en su aplicación. Un adulto mayor es diferente y tiene mayor limitaciones física-médicas que un participante de edad mediana, por esto la intensidad del programa es menor mientras la frecuencia y duración se incrementan. El tipo de entrenamiento debe evitar las actividades de alto impacto, además debe permitir progresiones más graduales y mantener una intensidad de un 40% hasta un 85% de la frecuencia cardiaca máxima. Es también importante incluir en el programa un entrenamiento de mantenimiento de la tonicidad y resistencia de los grandes grupos de musculares.

LAS BUENAS RAZONES PARA EMPEZAR UN PROGRAMA DE EJERCICIO

Un estudio realizado en seis centros deportivos de los Estados Unidos con una muestra de 336 participantes mostró que las principales motivaciones para sentirse a gusto en un programa de ejercicio eran: mantener su salud, desarrollar su condición física y ayudar a relajarse. Un análisis factorial reveló cuatro variables más: una ejecución acertada, un bienestar físico y socio-sicológico y un rendimiento y dominio deportivo. Un manova enseñó que los sujetos de la tercera edad son más motivado y sienten más placer al participar en actividad física por el bienestar socio-sicológico que los participantes jóvenes.



EL ADULTO MAYOR Y LA FAMILIA

LA FAMILIA Y EL ADULTO MAYOR
La transmisión de conocimientos y valores

La familia con los adultos mayores es una autentica escuela de relaciones intergeneracionales.

La figura del abuelo como factor de integración de la familia y principal educador/entretenedor se mantiene. El contacto directo de los abuelos con los jóvenes modifica de forma drástica sus percepciones de la vejez potenciando las imágenes positivas de la misma, de la abuelidad, dando un aire de nostalgia a su falta. El valor de los ancianos se basa en la complementariedad respecto a la figura de los padres. De hecho los abuelos constituyen la parte agradable de la educación de los nietos junto a la imagen de la tradición y la metáfora de la vida.

Curiosamente la velocidad de los cambios en el conocimiento y la tecnología han permitido el fenómeno, que se ha denominado de la transmisión inversa del conocimiento (transmisión de hijos a padres), que lejos de ser negativo, permite al anciano amortiguar los impactos que dichos cambios van produciendo en la vida diaria. A la vez, el anciano actúa como un elemento de estabilidad en el interior de la familia y también como nexo de unión y reflexión entre generaciones.

La relación de ayuda

Como hemos comentado más arriba la desaparición de la familia extensa tradicional ha dado paso a un equivalente, la familia extensa modificada, que viene a confirmar la fuerza de la necesidad que tienen entre si las tres generaciones (o más dada la longevidad que se alcanza actualmente) que la constituyen y puede verse incrementada.

La familia sigue siendo el principal soporte social del anciano. En España, la mayoría de los ancianos viven en sus propios domicilios, situación que mantienen, salvo que condiciones de salud o económicas les obliguen a abandonarla. Cuando se encuentran enfermos o tienen necesidad de ayuda acuden a su familia y en general reciben apoyo unas veces en su propio domicilio y otras en el de los hijos/as. El apoyo puede ser personal o mediante la búsqueda de las informaciones o de los recursos necesarios.

Habitualmente el cuidador más inmediato suele ser el cónyuge y en un segundo lugar los hijos, principalmente hijas o nueras, ocupando un lugar menos importante otros familiares o personas allegadas, Ello es tan valido para el anciano que precisa una atención como para el hijo-hija que se pueden beneficiar de que los abuelos cuiden a los nietos.

Incluso en países donde las distancias son mayores y la movilidad geográfica importante la función protectora de la familia es una de las actividades más útiles e integradoras. Se sabe que para la persona anciana lo mas importante es la familia, dejando de tener tanta importancia el resto del entramado social.

Las relaciones familiares y el abandono de su domicilio

La edad, la enfermedad, la soledad y las condiciones económicas condicionan que muchos ancianos abandonen la vida en su propio domicilio. El sexo parece ser también un factor condicionante en esta situación, de forma que los varones, probablemente por su falta de competencia en las tareas domésticas diarias, cuando enviudan suelen pasar a vivir con sus descendientes, habitualmente una hija. Esta situación se da menos entre las mujeres que viven solas más tiempo, aunque precisen ayuda ocasional para tareas pesadas. El número de ancianas que viven solas es proporcionalmente muy superior, aspecto que también se puede ver condicionado por su mayor longevidad y el hecho de que se suelen casar con hombres de mayor edad.

En España en la mayoría de los casos los cuidados al anciano provienen de la familia, aunque cada día aumenta la importancia del apoyo formal, en lo relativo al apoyo material el apoyo psicoafectivo o emocional sigue desempeñándolo la familia. No obstante se pueden prever algunas modificaciones debido al aumento de la esperanza de vida (cada vez los ancianos viven más años, y además lo que ha aumentado son los años de dependencia), la disminución de la natalidad (cada vez hay menos cuidadores), y la creciente incorporación de la mujer al mercado de trabajo. ¿Quien cuidará al anciano?

Esta tendencia a cuidar a la persona mayor en casa y por la familia se ve favorecida por motivaciones individuales entre las que se pueden apuntar: el sentimiento de corresponder de forma reciproca, la creencia de que los cuidados que se ofrecen en la familia son los mejores y también el sentimiento de tener que responder a las demandas sociales, y cumplir con sus deberes.

En este intercambio de "servicios" cuando el anciano/a pasa a convivir con sus hijos/as la calidad y cantidad de "prestaciones" no es la misma para el varón que para la mujer. El primero puede verse más como una carga, aunque su nivel económico sea superior, mientras que en la anciana (habitualmente perceptora de bajas pensiones de viudedad o no contributivas) puede verse un ayuda en las tareas domesticas, crianza de los niños, etc.






DERECHOS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES


EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA;
Ha dado la Ley siguiente:

"LEY DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES" 


Artículo 3°.- Derechos de la Persona Adulta Mayor. 
Toda persona adulta mayor tiene, entre otros, derecho a: 

1. La igualdad de oportunidades y una vida digna, promoviendo la defensa de sus 
    intereses.  
2. Recibir el apoyo familiar y social necesario  para garantizarle una vida saludable, 
    necesaria y útil elevando su autoestima.  
3. Acceder a programas de educación y capacitación que le permitan seguir siendo 
    productivo. 
4. Participar en la vida social, económica, cultural y política del País 
5. El acceso a la atención preferente en los  servicios de salud integral, servicios de 
    transporte y actividades de educación, cultura y recreación. 
6. El acceso a la atención hospitalaria inmediata en caso de emergencia. 
7. La protección contra toda forma de explotación y respeto a su integridad física y 
    psicoemocional. 
8. Recibir un trato digno y apropiado en cualquier procedimiento judicial y administrativo 
    que la involucre. 
9. Acceder a condiciones apropiadas de reclusión cuando se encuentre privada de su 
    libertad. 
10. Vivir en una sociedad sensibilizada con respeto a sus problemas, sus méritos, sus 
     responsabilidades, sus capacidades y experiencias.

11. Realizar labores o tareas de acorde a su capacidad física o intelectual. No será explotada 
      física, mental ni económicamente. 
12. La información adecuada y oportuna en los trámites para su jubilación. 
13. No ser discriminada en ningún lugar público o privado 

Artículo 4°.- Deberes del Estado. 

El estado establece, promueve y ejecuta medidas administrativas, legislativas y  
jurisdiccionales que sean necesarias para asegurar el pleno ejercicio de los derechos de las 
personas adultas mayores. 
Toda persona adulta mayor tiene derecho a  la protección efectiva del Estado para el 
ejercicio o defensa de sus derechos. 

Artículo 5°.- Deber de la Familia. 

La familia tiene el deber de cuidar la integridad física, mental y emocional de los adultos 
mayores, en general, brindarles el apoyo necesario para satisfacer sus necesidades básicas. 

Artículo 6°.- Órgano Rector. 

La Dirección de Personas Adultas Mayores, órgano de línea del Vice Ministerio de la 
Mujer es el órgano encargado de promover, coordinar, dirigir, ejecutar, supervisar y evaluar 
las políticas, planes, programas y Proyectos sobre las personas adultas mayores. 
Asimismo, establece los requisitos mínimos para el funcionamiento de las casas de reposo u 
otros locales análogos destinados a brindar atención a personas adultas mayores. 

Artículo 7°.- Beneficios. 

Toda persona adulta mayor, previa presentación de su documento nacional de identidad o 
partida de nacimiento, gozará de los beneficios que gestione el Órgano Rector con el sector 
público, los concesionarios públicos o las empresas privadas. 

El Órgano Rector gestionará, prioritariamente, convenios en las siguientes áreas: 
a) Transporte público colectivo. 
b) Transporte marítimo y aéreo, nacional e internacional. 
c) Hospedaje en hoteles u otros centros turísticos 
d) Consultorios, hospitales, clínicas, farmacias privadas y  laboratorios, así como en 
servicios radiológicos y de todo tipo de exámenes y pruebas de medicina computarizada 
y nuclear. 
e) Medicamentos de prescripción médica. 
f) Prótesis y órtesis. 
g) Ayudas técnicas. 
h) Cultura y esparcimiento.

Artículo 8°.- Centros Integrales de Atención de la Persona Adulta Mayor (CIAM).


El Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MINDES) promueve a través de la Dirección 
de Personas Adultas Mayores la creación de Centros Integrales de Atención al Adulto 
Mayor (CIAM) en las municipalidades provinciales y distritales. 

Los Centros Integrales de Atención al Adulto Mayor (CIAM), reunirán a todas aquellas 
personas adultas mayores que voluntariamente  decidan inscribirse y participar en sus 
programas, siendo su finalidad esencial. 

1. Desarrollar lazos de mutuo conocimiento y amistad entre los participantes. 
2. Identificar problemas individuales familiares o locales en general. 
3. Combatir y prevenir los problemas de salud más comunes en este grupo de edad. 
4. Realizar actividades y prácticas de carácter recreativo e integrativo. 
5. Participar en talleres de autoestima, mantenimiento de funciones mentales superiores y 
    prevención de enfermedades crónicas. 
6. Otorgar especial importancia a la labor de alfabetización. 
7. Implementar talleres de manufactura y desarrollo de habilidades laborables puntuales. 
8. Participar en eventos sociales e informativos sobre análisis de la problemática local y 
    alternativas de solución. 
9. Promover en la ciudadanía un trato diligente, respetuoso y solidario con las personas 
    adultas mayores. 
10. Proponer soluciones a la problemática que afecta al adulto mayor. 
11. Oros que señale el Reglamento de la presente Ley. 

Los CIAM podrán suscribir todo tipo de convenios con organizaciones e instituciones sean 
públicas o privadas, prioritariamente de carácter educativo, que puedan proporcionar en 
forma desinteresada y voluntaria atención profesional o humana a los beneficiarios de sus 
programas. 

Artículo 9°.- Atención Integral en Materia de Salud. 

La persona adulta mayor es sujeto prioritario de la atención integral en materia de salud, así 
como en los casos de emergencia médica o en los que se presenten enfermedades de 
carácter terminal. 

El Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, en coordinación con el Ministerio de Salud y 
las entidades públicas sectoriales, promueven políticas y programas dirigidos a mejorar la 
salud física y mental de las personas adultas mayores. 

Artículo 10°.- Programas de Capacitación. 

La Dirección de Personas Adultas Mayores del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social 
(MINDES), en coordinación con la municipalidades y los demás organismos de la 
Administración Pública, desarrollan programas de educación dirigidos a capacitar a las 
personas adultas mayores en actividades laborales y culturales a efecto de que las mismas 
puedan obtener empleos y formar microempresas domésticas, que los beneficien 
económicamente y les procuren satisfacción personal. 






jueves, 26 de abril de 2012

LOS ADULTOS MAYORES Y SU SALUD MENTAL

LOS ADULTOS MAYORES Y SU SALUD MENTAL


Aproximadamente el 20 por ciento de los mayores de 55 años experimenta desórdenes mentales específicos en algún momento.

Los desórdenes más comunes, en orden de preponderancia, son:

Trastornos de ansiedad, tales como fobias y trastorno obsesivo-compulsivo.
Deterioro cognitivo grave, incluyendo la enfermedad de Alzheimer, y
-  Trastornos en el estado de ánimo, como depresión.
Los trastornos mentales representan una grave amenaza para la salud y bienestar de las personas mayores. Las personas mayores tienen el índice más alto de suicidio en Estados Unidos y, aunque sólo representan el 13 por ciento de la población, las personas de 65 años o más cometen el 20 por ciento de todos los suicidios. Los hombres blancos de 85 años o más son especialmente vulnerables, con un índice de suicidio seis veces mayor que el de la población en general. Los trastornos mentales también pueden afectar negativamente la capacidad de las personas mayores para recuperarse de otros problemas de salud. Los ataques al corazón tienen cinco veces más probabilidades de ser fatales en una persona con depresión. El riesgo de muerte para los residentes con depresión grave en una residencia de ancianos es 60 por ciento más alto que para los residentes que no tienen este trastorno mental.
La aparición de los trastornos varía ampliamente en las personas mayores con enfermedades mentales. Algunos han sufrido una enfermedad mental grave y persistente durante la mayor parte de su vida adulta, mientras que otros han tenido casos periódicos de enfermedad mental. Mucha gente experimenta trastornos mentales o problemas de salud mental por primera vez a una edad avanzada. La pérdida de un ser querido u otras pérdidas que ocurren a edad avanzada por lo general exacerban estos problemas. Los trastornos mentales también varían en gravedad, desde problemáticos, o incapacitantes, hasta fatales. Desafortunadamente, aunque existen tratamientos para muchos trastornos mentales comunes, todavía existen barreras para identificar y tratar los trastornos mentales en las personas mayores.



Prejuicios contra la vejez

Mucha gente cree equivocadamente que los trastornos mentales, como la depresión o la demencia, son normales en las personas mayores y que no hay tratamientos eficaces disponibles. Otro mito sugiere que las personas mayores no pueden cambiar, experimentar un crecimiento psicológico y espiritual, o contribuir a la sociedad. Por esto, son vanos los esfuerzos para mejorar su salud mental.

Estigma

Algunas personas mayores creen que los trastornos de la salud mental y su tratamiento son vergonzosos, representan un fracaso personal o llevarán a la pérdida de autonomía. Por esto ellos pueden negar que tengan problemas mentales o no aceptar el tratamiento de los proveedores de cuidados para la salud mental.

Diferencias en síntomas y tratamientos

Los trastornos mentales que experimentan las personas mayores pueden diferir de aquellos que acontecen enlas personas más jóvenes, lo que puede dificultar un diagnóstico preciso y el tratamiento. Por ejemplo, una persona mayor con depresión tiene más probabilidades de informar síntomas físicos, como insomnio o dolor, antes que sentimientos de tristeza o de inutilidad. También es importante indicar que muchos médicos y otros profesionales de la salud podrían no proporcionar un eficaz cuidado de la salud mental porque no han recibido una formación adecuada para diagnosticar y tratar los trastornos mentales en las personas mayores.

Acceso inadecuado a los servicios

Muchos proveedores de cuidados para la salud mental o de servicios para las personas mayores han dado escasa atencióna los problemas mentales de éstas. Los medicamentos con receta, que a menudo son un elemento importante en los tratamientos de salud mental, podrían ser demasiado caros para las personas mayores con ingresos fijos. Además, podría ser que no dispongan de transporte para ir a las citas de asesoría o de los grupos de apoyo.

Falta de profesionales

Existe una falta en general de profesionales experimentados en salud y servicios sociales, y entrenados para proporcionar cuidados para la salud mental de las personas mayores


miércoles, 4 de abril de 2012

Depresiòn en el Adulto Mayor

Depresion en Adultos mayores

Todos nos sentimos tristes en alguna ocasión. Cuando nos hacemos mayores, las razones para llegar a estar deprimidos parecen tan claras y son tan frecuentes que se suele pensar que es normal que las personas mayores se sientan deprimidas. Pero, ¿es así?. Indudablemente, la clase de cosas que habitualmente asociamos con sentirnos deprimidos se hacen más frecuentes según envejecemos - tenemos que dejar de trabajar, probablemente disponemos de menos dinero, quizás sentimos molestias o dolores de la artrosis o de otros problemas físicos, en ocasiones perdemos a nuestra pareja o a alguien cercano, o incluso puede fallecer nuestra mascota. Sin embargo ,a pesar de todo esto, menos de una de cada seis personas mayores sufren síntomas de depresión ya sean percibidos por ellos mismos o por otras personas, y menos de una de cada treinta personas mayores está tan deprimido que los médicos consideran que tiene una enfermedad depresiva.

El sentirse desanimado o triste no es el único síntoma de la enfermedad depresiva. Para identificar adecuadamente una depresión es importante saber que buscar. A continuación figuran los síntomas más frecuentes de la depresión:
  • Un sentimiento de tristeza o desánimo que es más intenso que la tristeza normal, dura más días y está presente la mayor parte del tiempo, aunque con cierta frecuencia mejora con el transcurso del día.
  • Una pérdida de interés en la vida y una incapacidad para disfrutar de las cosas que generalmente dan placer o satisfacción.
  • Una sensación de fatiga o cansancio que está presente a pesar de una escasa actividad y que es tan intensa que hace que la tarea más simple suponga un gran esfuerzo. La motivación y el impulso están descendidos.
  • Una pérdida de apetito se suele acompañar de pérdida de peso.
  • Una sensación interna de inquietud que hace difícil el descansar o el relajarse.
  • Un deseo de aislarse de la gente y si hay gente alrededor una sensación de irritabilidad y mal humor.
  • Dificultad para dormir con frecuente despertar temprano, al menos una o dos horas antes de lo habitual, y con incapacidad para reconciliar el sueño.
  • Ausencia de confianza en sí mismo, que con frecuencia se asocia a sentimientos de inutilidad o de ser una carga para los demás.
  • Sentimientos de maldad o de culpa; quizás exagerando incidentes del pasado, reaccionando de forma desproporcionado, o preguntándose si ha sido castigado por Dios.
 


  
Pensamientos suicidas. Muchas de las personas con depresión grave se sienten en algún momento como si todo acabara. Estos sentimientos deben ser tenidos en cuenta ya que son indicativos de que se necesita ayuda. En ocasiones se hacen tan intensos que la persona deprimida puede decidir querer morir y hacer los preparativos para llevar a cabo su suicidio. Este es un signo de que se precisa de ayuda urgentemente.
Aunque la depresión puede manifestarse con los síntomas comentados a cualquier edad, la forma de presentación en las personas mayores puede ser un poco diferente. En primer lugar, algunos síntomas de enfermedades físicas pueden ser similares a algunos de los de la depresión, por ejemplo, la pérdida de apetito o el sueño alterado pueden ser consecuencia de la depresión o bien ser secundarios a diferentes condiciones físicas, tales como las cardiopatías o la artritis. Si la depresión está presente, sin embargo, deberían existir otros síntomas del tipo de los pensamientos y sentimientos depresivos mencionados en la página anterior.

En segundo lugar, es característico de las personas mayores el quejarse menos de estar deprimidos y en su lugar expresar gran malestar por síntomas corporales con frecuencia asociados a una preocupación constante sobre la posibilidad de tener una enfermedad, aún cuando su médico no tenga indicios para sospechar ninguna. Probablemente, la razón para esto es que muchas personas mayores han sido educadas para no molestar a sus médicos con otras cosas que no sean quejas físicas. Intente aceptar las explicaciones de su médico de que la causa real de sus síntomas es un trastorno emocional. El insistir en análisis y pruebas diagnósticas que no necesita únicamente retrasará el comienzo del tratamiento que usted precisa.Por último, el vivir solo no conduce automáticamente a depresión, aunque mucha gente joven lo crea así. Más bien, en ocasiones una persona mayor que se ha adaptado a vivir sola gradualmente desarrolla un sentimiento de soledad que no estaba allí antes, o ciertamente no tan intenso. De nuevo esto puede ser un signo de depresión.

viernes, 30 de marzo de 2012


ADULTO MAYOR EN EL PERÚ



Durante los últimos 50 años la disminución de la natalidad y la mortalidad 

mundial ha conducido progresivamente al envejecimiento poblacional. En los países 

latinoamericanos, entre ellos el Perú, el envejecimiento de la población es una 
característica demográfica que va adquiriendo relevancia debido a las consecuencias 
económicas y sociales que implica, a los cambios en las áreas del trabajo, vivienda, 
recreación, educación que acarrea y, sobre todo, a las necesidades de salud a que 
dará lugar. 

Según el censo/estimaciones de 1970, la población adulta mayor del Perú 
constituía el 5.54% del total nacional;  en el censo de 1993, alcanzó el 6.34%; por 
tanto, en 23 años la población de adultos mayores creció en menos de 1%. El ritmo 
de crecimiento se viene incrementando desde hace una década, ya que se calcula 
que hacia fines del 2004 esta población representará el 7.55% y en el 2025, el 
13.27%. Esto significa que en los próximos 20 años la población de adultos mayores 
llegará casi a duplicarse. Estamos así siendo testigos de un  rápido proceso de 
transición demográfica, por lo que debemos estar preparados para afrontar los 
cambios y sus consecuencias.  





 Asimismo, la expectativa de vida de la población peruana ha cambiado en los 
últimos años; en 1970, era de 53 años; en el 2004, es de 70 años y se estima que 
alcanzará los 75 años en el 2025.  





No solo en el Perú sino en todo el mundo

"Los adultos mayores deberán de poder vivir con dignidad y seguridad, y verse libres de explotaciones y maltratos físicos y mentales"